Los almacenes de madera han servido desde siempre, y como su nombre indica, para guardar madera. Sin embargo han ido evolucionando a lo largo de los años y actualmente su aspecto exterior y los materiales que se emplean en su fabricación han mejorado de forma espectacular.
Y hablando de aspecto exterior, las maderas que más se utilizan para el revestimiento son akoga o palo de hierro y cumarú. Se caracterizan por su dureza y gran resistencia a todo tipo de inclemencias del tiempo; además resultan más duras que otras especies para todo tipo de insectos, imprescindible en zonas de almacenaje donde proliferan los mismos.
Las nuevas tecnologías, han irrumpido con fuerza en el sector. Hoy día ningún almacén de madera estará completo sin ordenadores potentes que se encarguen de, por ejemplo, estabilizar la temperatura y gestionar todos los servicios. Una de las modalidades de control más extendida es mediante radiofrecuencia.
También se han implantado otros procedimientos en el local y que no tienen nada que ver con el tradicional almacenamiento de madera. La transformación de la madera para su posterior venta o el secado de la misma ya se realizan de forma frecuente en estos espacios. De esta manera se consigue ahorrar tiempo y dinero al no tener que acudir a sitios distintos.
Un nuevo tratamiento de madera le ha quitado el puesto al tradicional. Se trata de “tarima de madera tecnológica”. Para su montaje se recogen restos de los bosques, es decir, lo que queda tras talar los árboles; se prensan y se transforman en un micro-compuesto ecológico.
