- La práctica, prohibida por la ordenanza, es usada como forma de promoción

El grafiti, prohibido en la ordenanza cívica y por la normativa de paisaje urbano del Ayuntamiento de Barcelona, se ha reciclado como nueva forma de promoción del pequeño comercio. Los propietarios de negocios que quieren ganar vistosidad cuando sus persianas están bajadas han encontrado en esta fórmula una opción de publicidad barata.
Comenzó hace algunos años en Ciutat Vella, pero ya se ha extendido por todos los distritos de Barcelona y también por el área metropolitana. La garantía de que una pintada profesional será respetada por el resto de grafiteros (según el código interno del colectivo) también ha animado a muchos comerciantes a ordenar una obra en su persiana.Seguir leyendo en elPeriodico.com






